En las tierras de Thykur, donde los montes majestuosos y bosques antiguos se alzan hacia los cielos, el clima es un reflejo de la belleza y la diversidad que habita en estas tierras prometidas para los thyrianos. En el cálido abrazo de la primavera y el otoño, la región se envuelve en una misteriosa capa de llovizna que cae en la quietud de la noche y despierta al mundo con sus suaves caricias al amanecer, llenando las extensas praderas del interior de un verdor infinito que parece inacabable. Allí cazan libres los clanes de las praderas, sin ser competencia real para los depredadores naturales que abundan en la región.
En el boscoso sur, abundan los frutos de una variedad inimaginable, que permite a los que allí habitan tener asentamientos aislados e independientes
Los inviernos, aunque templados en la mayoría de Thykur, se tornan crueles en las sombrías alturas de las montañas, donde la reina Nieve gobierna con firmeza. Allí, la nieve se acumula en espesas capas, creando un reino blanco y frío, donde reinan los Jotums, los gigantes degradados que lucharon en su día bajo el mando del propio Thyr. Se dice que llaman a los rayos y a los truenos cuando se enfadan en los cortos días de invierno o cuando se enfrentan a los duros Huskur cuando les impiden bajar a los valles de los thyrianos.
Las colinas y valles, en cambio, disfrutan de inviernos suaves, donde el hielo no se atreve a tomar el control y la vegetación sigue produciendo frutos para bendición del pueblo de Thyr.
El verano, un tiempo de alegría y cosechas abundantes, llega con sus cálidos abrazos, llevando consigo ocasionalmente el calor ardiente a las praderas del interior.
En el corazón de Thykur, en las colinas Adumdum Kaspum, las nubes se ciernen en los cielos y las tormentas estallan en esplendor, arrojando lluvias torrenciales y rayos que iluminan el firmamento recordando el gran regalo de metal que el gran Thyr dejó para su pueblo.
Thykur es una tierra rica y de clima suave, a pesar de los contrastes, donde la naturaleza misma parece dulcificada por obra de una mano invisible. Gracias a esto, su pueblo prospera con gran felicidad, dando cada día gracias a su gran dios, adaptándose a la ferocidad de las bestias que la pueblan.
Como consecuencia de este clima tan benigno y rico en frutos, en estas tierras han sobrevivido bestias de otras eras. Terribles saurios gigantescos e insectos del tamaño de una persona o mayores, además de mamíferos enormes como Jotums compiten con el pueblo elegido de Thyr. Siendo esta circunstancia la que hace que los thyrianos no terminen de acomodarse a la vida fácil que les proporciona la naturaleza.
Por otro lado, tienen el problema de las incursiones de seres míticos o mágicos que provienen de la parte oeste de Thykur, las tierras de Ilumaiya, como las llaman. Aunque esto no fue siempre así, justo cuando se produjo el Nimb Rack, la gran destrucción que abrió las puertas al cambio de era, con la fragmentación de las piedras Nirdidu, también trajo una niebla mágica que se quedó justo donde están hoy en día esas tierras prohibidas de donde surgen seres salidos de las más oscuras pesadillas.
Todo el territorio tiene grandes bosques prácticamente vírgenes para el ser humano y grandes praderas inacabables en la región central, salpicadas por arboledas dispersas y colinas donde brotan los inagotables nacimientos de aguas limpias y cristalinas. Son en estas colinas, donde sitúan los thyrianos, lo que llaman “Kisib banda” o campamentos de invierno, donde se establecen las tribus nómadas para prepararse para las cacerías de la estación veraniega siguiente.
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